Otoño en Alemania
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Brigitte Mohnhaupt ha sido puesta en libertad condicional en marzo, tras ser condenada a cinco cadenas perpetuas y pasar finalmente 24 años en prisión.
Mohnhaupt perteneció entre 1977 y 1982 a la cúpula de la Fracción del Ejército Rojo (Rote Armee Fraktion, RAF), una sui géneris organización terrorista de extrema izquierda que pusó al Estado contra las cuerdas en 1977, en los acontecimientos que después se recordarían como el otoño alemán, título de la película homónima de Volker Schlöndorff.
Durante esta época Mohnhaupt organizó o participó en la ejecución de varios de los más espectaculares atentados del RAF en Alemania. Sólo en este año el RAF asesinó al presidente del Dresdner Bank —una de las entidades financieras más grandes del país—, al fiscal general federal y al presidente de la patronal alemana. La banda alternaría estas acciones de envergadura con atentados con bomba contra instalaciones militares norteamericanas, el incendio de grandes almacenes, sabotajes y graves desórdenes públicos.
La prensa sensacionalista —especialmente el diario Bild—
pronto bautizó al RAF como la banda Baader-Meinhof
, tomando los
apellidos de dos de sus miembros más buscados y populares:
Andreas Baader
(varón) y
Ulrike Meinhof
(mujer).
El RAF es probablemente la organización terrorista con mayor número de mujeres militantes. Esta inusual paridad llama casi tanto la atención como la belleza de muchos de los rostros que durante años ilustraron los carteles de Terroristas más buscados en todas las comisarías de policía: Brigitte Mohnhaupt, Gudrun Ensslin o Ulrike Meinhof.
Bild es todavía hoy tanto el periódico más leído de Europa como uno de los de perfil más bajo y populista. Sus portadas son una imitación de los tabloides inglés, con titulares polémicos y frecuentes desnudos. A principios de los años setenta Bild fue muy crítico con el movimiento estudiantil que heredaba el idealismo del mayo del 68 francés, y a menudo ridiculizaba a los líderes de las manifestaciones. Durante este periodo, Bild gozaba de una gran influencia en la sociedad alemana, defendiendo abiertamente el ideario de la derecha conservadora.
Uno de los líderes de las revueltas estudiantiles,
Rudi Dutschke, fue
asesinado
gravemente herido en un intento de asesinato poco después de ser
duramente criticado en un reportaje de Bild. El RAF intervendría poco
después, y en los años posteriores fueron frecuentes los atentados con bomba
contra la sede y los intereses de la corporación
Axel Springer, editora del periódico.
El RAF fue una organización singular, por cuanto sus aspiraciones
marxistas-leninistas no parecían encajar con los potentes deportivos de gama
alta que conducían sus militantes, ni con su cuidada y moderna estética
personal. Por lo primero las siglas BMW serían irónicamente bautizadas como
Baader-Meinhof Wagen
(coches de Baader y Meinhof
).
De lo segundo es testigo el video de la detención de Andreas Baader:
gritando y desangrándose con un tiro en la pierna, pero perfectamente
peinado y con sus Rayban intactas.
Tampoco observaban esa disciplina miilitar que en principio podría suponérsele a una organización armada. A mediados de los setenta varios miembros del RAF fueron expulsados de un campo de entrenamiento de la OLP en Palestina por negarse a dormir en habitaciones separadas para cada sexo.
También es singular que Meinhof, una de las primeras ideólogas de la banda, fuera una periodista reconocida y una invitada habitual en los debates políticos en televisión antes de pasar a la clandestinidad. Ulrike Meinhof es la teórica de la guerrilla urbana contemporánea: una modalidad de guerrilla en la que un grupo reducido pero coordinado de saboteadores plantea desestabilizar un Estado y subvertir el orden institucional.
Entre las acciones armadas del RAF es paradigmático el asesinato de Hanns-Martin Schleyer, un antiguo miembro de las juventudes hitlerianas y de las SS nazis reciclado después como presidente de la patronal alemana y alto directivo de Mercedes Benz.
En septiembre de 1977 circulaba por Colonia con su chófer en un coche blindado escoltado por otro vehículo con varios guardaespaldas. Llegado a un cruce alguien empujó un cochecito de bebé al paso del convoy. Ante un atropello que parecía inevitable el conductor hubo de frenar en seco, y el coche de la escolta que lo seguía a corta distancia lo embistió violentamente. En los momentos de confusión posteriores al accidente varios terroristas del RAF ametrallaron desde las aceras ambos coches, asesinando al conductor y a todos los guardaespaldas, y tomando como rehén a Hanns-Martin Schleyer, que resultó ileso.
Los captores solicitaron canjear la libertad del industrial por la de cuatro militantes del RAF presos. El canciller Helmut Schmidt se mostró inflexible y trató de demorar la negociación mientras movilizaba en un despliegue sin precedentes a toda la policía federal. En mitad de una gravísima crisis que parecía poner en riesgo la misma estabilidad de la democracia germana, un grupo palestino se unía a las reivindicaciones del RAF secuestrando un avión de la compañía Lufthansa y con pasaje alemán.
Tras realizar un aterrizaje de emergencia en Mogadiscio, Somalia, grupos de élite de la policía militar alemana asaltaron el avión, asesinaron a los terroristas y liberaron a los pasajeros. A la mañana siguiente tres de los máximos dirigentes del RAF —Andreas Baader, Ulrike Meinhof y Jean-Karl Raspe—, presos en la prisión de máxima seguridad de Stammheim, cerca de Frankfurt, fueron encontrados en sus celdas muertos por disparos de armas de fuego. Sobrevivió Irmgard Möller quien, gravemente herida, desmentiría la versión oficial del suicidio asegurando que aquella noche sus compañeros fueron asesinados en represalia.
Al día siguiente fue asesinado Hanns-Martin Schleyer, y su cadáver encontrado poco después en el maletero de un Audi 100, en un final trágicamente reeditado al año siguiente en Italia, cuando las Brigatte Rosse secuestraron, asesinaron y ocultaron el cadáver del primer ministro italiano Aldo Moro en el maletero de un Renault 4 en pleno centro de Roma.
En 1992 el RAF se autodisolvió. Su último atentado fue más simbólico que práctico: destruyeron parte de la nueva prisión de máxima seguridad de Stammheim. Este año 2007, treinta años después de aquel otoño, Brigitte Mohnhaupt ha sido puesta en libertad.
Durante la crisis del Otoño Alemán y el ingente despliegue policial y los
habituales registros y controles de carretera a que dió lugar, se hizo
popular entre los conductores de coches BMW fijar a la luna trasera una
pegatina grande con la leyenda
Ich gehöre nicht zur Baader-Meinhof Gruppe (Yo no pertenezco a la banda Baader-Meinhof
).