La identidad de Euler
La identidad de Euler (1748) es considerada la ecuación más
bella de la historia de las matemáticas. El mismísimo
Príncipe de las Matemáticas,
Carl Friedrich Gauss, decía que quien no apreciara en ella algo sublime no será nunca un gran
matemático.
Richard Feynman
la llamaba nuestra joya
. Se ha dicho de ella que
trasciende las profundidades mismas de la existencia, así como un
soneto de Shakespeare encierra la esencia propia del amor
.
También ha sido votada como
teorema más hermoso de las matemáticas
o —junto con las ecuaciones de
Maxwell— la más grande ecuación de todos los tiempos
entre los
lectores de publicaciones especializadas.
Exagerado o no, lo cierto es que la identidad de Euler relaciona con inusual elegancia tres operaciones básicas (suma, producto y potencia) y cinco de las constantes matemáticas fundamentales:
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El número .
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El número , la unidad.
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El número (2,71828…), que es la base de los logaritmos naturales o neperianos, y fundamental en el análisis matemático.
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El número (3,14159…), que es básico en trigonometría y muchas ramas de las matemáticas.
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El número , o unidad imaginaria, que es la base de los números complejos.