Tecnología inteligente, ciudades idiotas
Señor director:
Mi despacho linda con un pequeño jardín que siempre tuvo rosales de rojas rosas, como las de Chagall, y un pequeño pero digno árbol, abrigo de pájaros. Antes de las elecciones de mayo el Ayuntamiento renovó la calle, arrasó los rosales y taló el árbol con una excavadora —yo lo vi. Luego plantó otro igual, y desde entonces el jardín está abandonado: el árbol se secó, los pájaros se fueron y sólo crece la basura.
Creí que mi deber ciudadano era informar al Ayuntamiento de Santander, para que la ciudad mejore para todos. Así que el día 7 de octubre llamé al servicio de Parques y Jardines para informar del estado de abandono de ese espacio. Me respondieron taxativamente que por teléfono no se atienden consultas ciudadanas, de modo que colgué un poco decepcionado y redacté un cordial correo con mi pregunta, adjuntando sendas fotografías del antes y el después de la obra en el jardín.
El correo me vino devuelto unos minutos después con un mensaje automático de
error: Parques y Jardines no acepta mensajes
. Reintenté, obteniendo
el mismo resultado. Francamente desanimado decidí cambiar de canal y
preguntar por Twitter al Ayuntamiento y luego al propio alcalde cómo podía
informar de una sugerencia de mejora. Nadie respondió. Lejos de desistir,
busqué en el sitio web municipal y encontré justo lo que necesitaba: un
buzón general de sugerencias ciudadanas. ¡Albricias! Copié ahí mi texto,
enlacé a las fotografías, y pulse Enviar
. Fue el día 9 de octubre, y
la herramienta online me informó de que ese misma mañana mi sugerencia fue
abierta y asignada a Parques y Jardines. Pero no sucedió nada. Casi dos
meses después nadie me ha respondido siquiera un lacónico
gracias; lo miraremos
.
Ya ciertamente molesto, el 20 de noviembre escribí por email mi misma simple pregunta al Registro General de Incidencias del Ayuntamiento de Santander (informacion@ayto-santander.es). Silencio administrativo. Frustrado, decidí disparar el último cartucho del paciente ciudadano: cursar con mi certificado digital una instancia online a través del registro telemático. A ello me dirigía pero, oh… ¡no funciona!
Qué locos tiempos, señor director: recibo en mi teléfono mensajes inmediatos de la Estación Espacial Internacional y fotos instantáneas de los valles de Plutón, pero en dos meses nadie en mi ayuntamiento ha sido capaz de responder al simple email de un ciudadano. Tecnología inteligente en ciudades idiotas.