Discurso en la clasura del XXII Congreso de Periodismo de Huesca
Esta semana me concedieron el premio Blasillo en el XXII Congreso de Periodismo de Huesca. Me invitaron a intervenir en la clausura y decidí aprovechar la ocasión para reclamar la liberación de los datos mercantiles y visibilizar la importancia de la ciencia de datos y los datos abiertos para la transparencia en el sector público. Este fue mi discurso en la clausura del Congreso.
Buenas tardes.
Fue hace unos días que me llegó por teléfono un mensaje del todo inesperado.
Era el director del Congreso de Periodismo de Huesca, quien muy atentamente
me explicaba que el jurado de este año había resuelto concederme un premio
al ingenio
.
Muchas gracias, Fernando. Muchas gracias, miembros del jurado. Pero si el premiado soy yo, este fallo ha fallado.
Porque echo la vista atrás y con el pensamiento recorro lo que he venido aflorando y exponiendo en mis redes sociales, y también en algún artículo de prensa, este último par de años. Y al ingenio no creo, pero quizá un accésit a la irreverencia sí que me he ganado.
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A la irreverencia con esos gestores públicos que tienen miedo a la transparencia y retuercen las leyes para no publicar los expedientes de los contratos públicos que adjudican sus gobiernos.
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A la insolencia con esa transparencia ininteligible del Registro Mercantil español, que tiene encomendada la publicidad de unos datos que son públicos pero que no publica.
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A la irrespetuosidad con ese discurso político en la neolengua del moderno vendedor de crecepelo digital: ciudades
smart
, destinosinteligentes
y audacesinnovaciones
que nadie ha pedido mientras los más elementales trámites digitales son para la ciudadanía una yincana kafkiana.
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La cordial llamada de Fernando me trajo involuntariamente consigo los versos de advertencia de un bardo de este tiempo:
Da la cara al enemigo,
y la espalda al buen comentario.
Porque el que acepta un halago
empieza a ser dominado.
El hombre le hace caricias al caballo
pa montarlo.
Es por eso que quiero pensar que si algo se está premiando hoy, apreciados amigos, es el anhelo que tantos administrados tenemos de una administración pública más transparente. Y si algo se está reconociendo aquí, es el poder transformador del binomio que conforman la ciencia de datos y los datos públicos para dar luz a lo que es de todos y está en penumbra.
Tan gentilmente me ofrecéis hoy un micrófono abierto y una audiencia de periodistas. Este es el segundo fallo de la tarde. Porque en esta cumbre me atalayo para pontificaros urbi et orbi el evangelio de la liberación de los datos mercantiles.
Unos datos que son un tesoro público para la transparencia en el comercio, la detección del fraude y la promoción de la competencia en las licitaciones públicas. Una base de datos de empresas y empresarios que ya es pública, pero que languidece en un castillo amurallado con el corporativismo de los funcionarios públicos que los explotan y la perenne inacción del Ministerio de Justicia.
Y es que el mecanismo de publicidad del Registro Mercantil y el vigente modelo de acceso a sus datos es esencialmente el mismo en 2021 que el que era en 1973. Un sistema de pago por consulta establecido en una época anterior a la informática. Y que dinamita usos contemporáneos y de interés público como la aplicación de la ciencia de datos y la inteligencia artificial para la detección de patrones de fraude.
Ahora que el país del Lazarillo de Tormes enarbola el pendón milmillonario del fondo europeo de recuperación, liberar los datos mercantiles es una necesidad nacional.
Porque el comercio siempre ha sido un hecho público. Para comerciar con ánforas de aceite —es sabido— cruzaban el mediterráneo los fenicios en unas naves imposibles. A la luz del día se negociaba, del Tigris al Eúfrates, el género en los días de mercado. Para comerciar se embarcó Colón en Palos de la Frontera; siempre se supo. Fue para comerciar con sedas, nácar y coral, con especias y toda suerte de perfumes sensuales que cruzó Asia Marco Polo… nadie lo ocultó.
Basta un clic, uno, para descargar la totalidad de la base de datos de las personas que controlan las empresas británicas. Basta pulsar un botón para acceder sin restricciones al balance de situación y la cuenta de resultados de 2,2 millones de compañías que operan en el Reino Unido. El acceso a los datos mercantiles también es más transparente en Alemania o en la República Checa.
Periodistas que investigáis:
Conciudadanos todos que compartís esta misma idea de los datos y la
transparencia como el mejor desinfectante de la vida pública:
Que este premio que hoy entregáis sirva para decirlo muy alto: España necesita que se liberen los datos mercantiles. Que el acceso a los hechos y actos de las empresas y los empresarios sea efectivamente público, abierto, masivo e interoperable.
Muchas gracias.